La Tecnología es el Nuevo Aval
La Tecnología es el Nuevo Aval
Trasladémonos por un momento a aquellos tiempos en los que subirse a un taxi requería de una buena dosis de coraje y al mismo tiempo cualidades de inspector para cerciorarse que el permiso del conductor no era de "chocolate".
En aquel entonces pensábamos que la tecnología iba, más bien, a simplificar la obtención de un permiso de taxi y validar que este fuera auténtico para así, por fin, subirse con confianza a un coche, pero Uber vino a demostrarnos otra cosa.
Lejos de pensar en un modelo de trámites y permisos, y el cuento de nunca acabar de la autoridad que vigila a la autoridad para ver que se hagan bien las cosas, Uber cambió las reglas con un concepto simple pero a la vez poderoso: perfilar y transparentar el comportamiento de choferes y pasajeros con un sistema de que “el que la hace la paga” o como preferimos verlo en HAMOC, “honor a quien honor merece“. Además, por supuesto, de hacer fluir el proceso de pedir un “taxi” a través de una App ágil e intuitiva, aunque esto realmente resulte secundario en el tema de generar confianza.
Hoy, gracias a lo tecnología, los servicios de transporte privado han proliferado de manera insospechada y el temor de usarlos es cosa del pasado. Sin embargo, en el sector inmobiliario, y en particular en lo que toca a los contratos de arrendamiento de vivienda, padecemos una situación muy similar a la de los taxis en la época pre-Uber:
"Subirse" a un contrato de arrendamiento con un perfecto desconocido genera en el casero una enorme desconfianza que solo un Aval, una figura cada vez más escasa y difícil de conseguir, puede tranquilizar.
El problema está en que, de la misma forma que los servicios de transporte privado no proliferaron cuando sólo se emitían permisos, la vivienda en renta está lejos de lo que podría ser en México (se estima el doble del inventario actual) si seguimos pensando que el único camino para rentar seguro son los Avales y que la tecnología sólo sirve para hacer más eficientes los trámites para conseguir uno. En ese sentido, estaríamos siendo igual de miopes que en el tema de los taxis antes de Uber.
HAMOC estima que 7 de cada 10 inquilinos no cuentan con un Aval. Si aprovechamos las herramientas que hoy día están a nuestro alcance, no solo podemos rentar seguro, sino también dirigirnos a una base mucho más grande de inquilinos, lo que detonaría el crecimiento del mercado de vivienda en renta latente en este país.
«Es hora de desmitificar el sentido de seguridad que brinda un Aval (a final de cuentas nada garantiza que el inmueble que éste presenta como colateral no se venda o hipoteque al día siguiente de la firma del contrato de arrendamiento) y acogernos a las herramientas tecnológicas que durante décadas han servido para mitigar de forma efectiva los riesgos de operaciones financieras o de seguros.»
Finalmente, existen puntos de vista que señalan que la tecnología no es infalible y que siguen existiendo riesgos al utilizarla. Esto es cierto e indiscutible, pero no sería mejor preguntarse ¿qué tan grande es el riesgo? y ¿qué pierdo al no tomarlo?. Estoy seguro que muchos de nosotros hemos escuchado por ahí de algún caso de asalto, o mucho peor, de homicidios perpetrados en un Uber/Didi/Beat para no señalar, pero aún no conozco a nadie que ante esa información haya optado por solamente usar Taxis de Sitio. Quizá esa persona se suba más tranquilo al coche de un conocido pero seguramente tardará mucho más en llegar a sus destinos.
En HAMOC, utilizamos tecnología para cubrir los riesgos de contratos de arrendamiento y que nuestros clientes puedan rentar 3 veces más rápido y con mayor seguridad. 100% de rentas pagadas en los últimos seis años nos parece un buen comienzo.
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